Sunday, February 13, 2005

El general Blyton jamás fué un gran estratega.


Los generales Cotton y Blyton en Virginia. Posted by Hello

El general marcó con una cruz un punto del mapa. Me miró a los ojos y dijo: -usted, teniente Olivier,cogerá seis de sus mejores hombres y se situará en este punto del rio Potomac, frente a la granja de los McGregor. He recibido informes muy fiables -prosiguió- respeto a los planes del general Cotton. Los sudistas pretenden remontar el curso del rio Potomac y atacar por sorpresa nuestra retaguardia acampada en Oldville. Su misión, querido Olivier, consistirá en detectar los movimientos de la avanzadilla de los confederados y luego que detecte el avance de las columnas enemigas hacerme llegar el aviso.
Nosotros, entonces, desplegaremos nuestras tropas por ambos lados del rio y ,bordeando las montañas, iremos bajando hasta llegar a la altura de los hombres de Cotton. Les atacaremos por ambos flancos. Si Dios nos ayuda la victoria será nuestra. No le quepa duda alguna. Cotton acabará sus dias recolectando algodón en los campos de Alabama, es lo que le corresponde por su linaje jejeje.
Antes de retirarme, el general Blyton me cogió por el brazo y me dijo con solemnidad: -querido Olivier, como buen hijo de Boston que es, estoy seguro que hará honor a la fama de valientes que orna a los militares bostonianos. Su misión puede cambiar el curso de la guerra. Lo sabré recompensar. Es posible que el general Ulysses Grant añada algún galón a su casaca azul- añadió en tono misterioso.
El general me despidió con una palmadita en la espalda y me deseó suerte.
Sin perder el tiempo formé una columna de siete hombres y emprendimos camino hacia el punto del rio Potomac marcado en el mapa.


El teniente Olivier y sus hombres a orillas del Potomac.Posted by Hello

El paraje era baldio e inóspito. Por todas partes matojos y lagartos. Escasos árboles, desnudos de hojas, rompían la monotonía del paisaje. Un airecillo fresco de marzo hacía relinchar los caballos y los apresuraba en su marcha.
Llegados a nuestra posición decidimos formar en batería, el 19º de caballería de Illinois, al que perteneciamos, tenía merecida fama de disciplinado y formal. Formando juntos, en bateria, nos habían enseñado en West Point, dábamos mas respeto y mas miedo al enemigo. Y haciamos mas bonito, pensaba yo.
Catorce ojos acotaban el horizonte, estabamos tensos y en vigília. Intentabamos percibir rio abajo, cualquier puntito, cualquier movimiento, cualquier nubecilla de polvo que insinuara la llegada inminente de los hombres del general Cotton. Pero nada.
De vez en cuando: algún conejo, algún zorro, alguna liebre....
Al día siguiente todo igual: algún pececillo haciendo burbujitas en el rio, unos gorriones jugando en el zarzal, una formación de patos...
Se nos habían acabado las provisiones. Lo pagaron los lagartos.
Lagartos al hinojo o sín hinojo, lagartos al romero o sín romero o elaborando proporciones distintas de esas hierbas aromáticas, a la losa, a la brasa al rescoldo...triste.
Nos habíamos olvidado del objeto de nuestra misión. De vez en cuando una mirada perdida hacia el fondo del valle, eso era todo.
Al cuarto día apareció un niño al otro lado del rio, era un hijo de la granja de los McGregor.
Nos miró. Le sorprendió, a buen seguro, que estuviesemos en formación y alzando la voz nos gritó: -hello north borders!, a lo que respondimos con un sonoro: -hello south borders!.
Al día siguiente apareció el niño acompañado de sus hermanos, dos niños y dos niñas,nos miraron y gritaron: -hello north borders!, a lo que respondimos: -hello south borders!.
Fueron nuestra única distraccción en aquellas tres semanas de aburrimiento bíblico a orillas del Potomac.
Con el transcurso de los días fuimos depurando nuestro estilo, al final conseguimoes efectos polifónicos muy remarcables.
A mediados de la tercera semana percibimos, muy lejanos, el ruido de cañones de todo calibre. La batalla había empezado. Y nosotros allá. In albis.
El día que hacía 21 apareció una carreta de soldados de la Unión en retirada, -todo está perdido -nos dijeron-, la derrota es inapelable. El general Cotton ha atacado por el flanco de los lagos y ha pillado por sorpresa a nuestro Estado Mayor. Nos juntamos a ellos y emprendimos camino dirección a Missouri.

Años después reencontré al general Blyton en una residencia para excombatientes cerca de Virginia. Compartía todas las horas del día con el general Cotton, que también se hospedaba allí. Por el pueblo corría el rumor que ambos se entendían. Yo no lo sé.


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