De como mi Primera Comunión fué causa de mi ruina

Foto de la Primera Comunió 

Señora Delegada del Comisionado para la Reinserción de Menores:

Yo no quería, yo no quería matar a mossén Datzira pero el hecho constatable es que sus restos descansan en el cementerio de Vilamaniscle a la sombra de un naranjo.
Yo no quería, yo no quería tampoco vestirme con hábito blanco de monje franciscano. Soy de tez agitanada y el blanco me da cierto aire de bandolero de Sierra Morena que en nada me favorece. Me sienta fatal mujer!.
Yo no quería, yo no quería tampoco vestirme de marino español ( yo no soy español) y no estaba dispuesto a renunciar a mis principios.
Yo quería, Señora Delegada, yo quería engalanarme con el uniforme del Séptimo de Michigan que guardaba cuidadosamente en el armario bajo de mi habitación.
Así pués, un 23 de Mayo, dia de autos, me levanté temprano, saqué lustre a las botas de cabo Rusty de mi propiedad (parecían espejos) y me enfundé mi uniforme del Séptimo de Míchigan.
Antes de salir a la calle cogí prestado un revolver Colt de la colección de armas de mi tio-abuelo, pensé que conjuntaba bien con mi vestimenta.
Hice mi entrada en la Iglésia del Espiritu Santo (me sentía como si fuese el mismísimo General Custer). Enfilé el pasillo central de la nave cuando de sopetón apareció la hierática figura de mossén Datzira dirigiéndose hacia mi con cara indefinible.
Por hacer una gracia, sin más, apunté el arma hacia mossén Datzira y disparé. Ignoraba que estuviese cargada, la creía de fogueo, sin más.
Mossén Datzira se desplomó como paloma alcanzada por bala certera.
La gente quedó muy sorprendida, estupefacta me atrevería a afirmar. Docenas de miradas se clavaron en mi. Nunca me había encontrado en situación similar, no sabía que decir. Con un hilillo de voz que salió de mi garganta exclamé: alea jacta est !.
Ahora, desde esta habitación del Centro de Menores "Els Til.lers", donde me tienen confinado, he decidido escribir mis memorias para dejar en claro ante la historia la verdad de aquellos hechos acacecidos un 23 de Mayo de infausta memoria.

Tristany de Pinós.